miércoles, 30 de mayo de 2012

QUE EL PARTO NATURAL NO SEA UNA EXCEPCIÓN




El miércoles 23 de mayo EL PAÍS publicó un artículo firmado por María R. Sahuquillo con este título. El artículo es muy directo y claro. No deja lugar a dudas. Debemos sentirnos satisfechos de encontrar tras muchos años de lucha que los tiempos comienzan a darnos la razón y las ideas por las que tanto tiempo hemos luchado comienzan a extenderse y normalizarse. No deja lugar a dudas y comienza de forma contundente: “Una mujer embarazada no es una enferma. Sin embargo, la culminación de este estado, el parto, se ha convertido en un acto muy medicalizado. Quirófanos llenos de personal, bisturís, camillas… Una instrumentalización que en ocasiones deshumaniza uno de los momentos más humanos de la vida: el nacimiento”.





 Fue por los años sesenta del siglo pasado que se introdujo con un halo de modernidad, el parto sin dolor, el parto clínico, y en relativamente poco tiempo se extendió como la pólvora por toda la geografía peninsular. Esta nueva práctica médica extendió una serie de rutinas que convirtieron el proceso del nacimiento en algo mecánico y deshumanizado. El parto clínico impedía que se respetase el ritmo del proceso del nacimiento sino que se instauraba el ritmo que más convenía a los profesionales que lo atendían, se dificultaba –si no se impedía- la relación de la madre con el bebé y las consecuencias que esto tenía en la instauración del apego. Unas medidas absurdas impedían que tras el parto se produjera un contacto piel con piel entre la madre y el niño/a y la búsqueda del pezón por parte de neonato. 







Es reconfortante ver como la mayoría de las ideas por las que hemos luchado comienzan a ser reconocidas, aunque en el mismo artículo se denuncie las dificultades por parte de los mismos profesionales en ir aceptando las recomendaciones realizadas por la Estrategia de Atención al Parto Normal aprobada en 2007 por el Ministerio de Sanidad. Se critica la administración de la oxitocina para acelerar los partos, la práctica generalizada de la episiotomía que en lugar de evitar los desgarros los favorece, el rasurado púbico, las contrariedades de la anestesia epidural y la importancia de informar a las mujeres de las diferentes posturas para facilitar el parto y paliar el dolor, teniendo presente que la postura de acostada boca arriba con las piernas en alto –típica del parto clínico- es una postura poco adecuada para el parto, contraria a la propia fisiología del canal del parto.
Se reconoce en el artículo que los partos más intervenidos, más clínicos, son los que peores consecuencias tienen para la salud y los que tienen los procesos de recuperación más largos. La coordinadora institucional del plan de Sanidad, Isabel Espiga, dice: “Respetar el proceso natural es beneficioso para la mujer y para que  la criatura tenga una bienvenida al mundo menos traumática. Pero para eso hay que dar a las mujeres los cuidados necesarios para que puedan desarrollar su potencial en el parto”. Sin embargo la aplicación de estas medidas humanizadoras del parto está dilatándose o desarrollándose de forma desigual en función de los equipos de profesionales y un informe que está a punto de salir así lo confirma. 







Acaba el artículo reconociendo el trecho que queda por recorrer para llegar a la instauración en todos los hospitales de este parto fisiológico o parto normal y las tendencias de algunos países como Holanda donde se ha desarrollado mucho el parto en casa o en Francia y Reino Unido donde se están desarrollando las casas de nacimiento. Se critica el abuso que se sigue haciendo en España de la cesárea y se habla del turismo de alumbramiento para poder dar a luz en lugares más respetuosos con el proceso natural del parto. También se menciona a Laura Gutman y a la asociación “El parto es nuestro”. 


Para finalizar, no podemos dejar de mencionar la tristeza por el cierre de uno de los centros más emblemáticos y pioneros del parto natural y respetuoso como fue el Hospital Acuario de Beniarbeich. Allí Pere Enguich y su equipo han desarrollado una labor extraordinaria mostrando al mundo que era posible acompañar en el proceso del parto de una forma humana y respetuosa con la vida. Es decir, de una forma ecológica.

                                      
 Javier Torró.

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